martes, 24 de junio de 2014

El yugo de nuestra propia ignorancia



Se llevan rápido las manos a la cabeza. Otros estiran un brazo y señalan con el índice: lo ves, los ves... y otros, incluso, serían felices viendo al hombre enterrado hasta el cuello y finalmente dilapidado.

Yo también pienso que el terrorismo de E.T.A tiene una explicación política. Sí, así es. Esta sencilla frase ahora puede ser usada con mi nombre a un lado para que, quien me conoce, cuando menos, me mire con cara rara y desconfianza. Podría llegar incluso a alterar a las personas que me quieren. Pero yo no voy a decir sólo eso, no quiero llevar a engaños. Mi oposición a cualquier tipo de violencia es total. A esa frase sumo ahora que el surgimiento de la banda es provocada y su continuidad en el tiempo bien alimentada por los que se venden como líderes del camino correcto, el de la justicia y la paz. El nacimiento de la banda terrorista puso en marcha lo que muchos en este país soñaban y no se atrevían a hacer, un frente a la opresión y la tiranía de un régimen a través de la ira. No justifico ni la violencia ni los asesinatos. Digo que hay una explicación política a la formación de dicha banda. Pues bien, no es el etarra que empuña la pistola ni el que coloca la bomba lapa quien pone en marcha la máquina del caos, no, no fue así. De hecho, algunos de los ideólogos de la E.T.A original después han abandonado el proyecto y continuado su carrera política desde banderas más amables y si ayer alentaba a los soldados de la muerte hoy los condenan, porque ahora ya sí forman parte del camino correcto. La máquina del caos ya ha sido creada, está en marcha, y ya no es fácil detenerla. Pasan los años y ya ni siquiera los soldados más viejos recuerdan los motivos que los llevaron a donde se encuentran pergeñando nuevos atentados. Simplemente piensan que su causa es justa. Y no les queda más remedio que pensarlo porque desde el poder, otro perro con el mismo collar, se sigue alimentando la ira de sus corazones. Verán, el soldado es una criatura bastante estúpida. Yo mismo me considero un soldado. Al soldado lo caracteriza el tamaño y la nobleza de su corazón. Si al soldado le dices que ha de luchar por una causa y lo convences de que esa causa lleva al bien, luchará y puede incluso hasta que muera en el intento y que lo haga con una sonrisa. Si además, desde el otro lado, se sigue motivando al soldado, sencillamente el soldado responderá con más furia y mayor convicción. Así de sencillo.

E.T.A ha sido una baza política para nuestros dirigentes. E.T.A no era un grupo de asesinos para nuestros políticos. E.T.A significaba votos. Y fueron nuestros dirigentes los que servían la carne a la bestia. Cuando el partido en el poder andaba jodido por algo, se encontraba de pronto un zulo con una cantidad ingente de armamento etarra. Cuando se producía un atentado, el partido en la oposición lo condenaba interpretando un papel de pesadumbre tras el que podía verse una maquiavélica alegría porque aquello le beneficiaba. ¡Joder, me cago en dios y en todo lo cagable! ¡Que en este puto país hicieron política con el atentado del 11-M! Y sí, lo hicieron los mismos que hoy se llevan las manos a la cabeza y señalan con un dedo índice al hombre que cree que se ha de profundizar un poco más en lo que ha sido E.T.A en esta España que es como un interminable dolor de barriga.

Es ya un tópico aquello que se decía de que E.T.A jamás se acabaría. E.T.A interesaba. Y no fueron estas palabras sino los hechos en nuestra historia más reciente los que han reforzado el tópico. No soy ningún especialista en el caso de la banda terrorista en cuestión. Pero sí que por circunstancias me he acercado al "fenómeno" del terrorismo. Mis conclusiones me llevarían páginas y páginas, algo que no casa bien con el formato blog. Terrorismo es un nombre. Vemos un atentado -al margen de toda información- en la tele y nos decimos: eso es terrorismo. Terrorismo es un nombre muy nuevo para algo que es muy viejo. Llamamos terrorismo -sí, nosotros lo llamamos así- a una respuesta, a una voz que no ha sido escuchada, a algo que pudo haber sido solucionado de otra manera; llamamos terrorismo a lo que se conoce como guerra asimétrica, un concepto de guerra que el débil está obligado a emplear cuando lucha contra un fuerte. Dejo claro que no apruebo ni la lucha del fuerte ni la del débil, no apruebo la lucha armada con muerte de por medio, estoy en contra de que la gente muera por luchar. He de hacer estos paréntesis para quienes carguen contra todo esto, ya me comprenden.

Tras la guerra de Irak en Irak comenzó el terrorismo. Tras la ocupación en España por parte de las tropas napoleónicas no. Aquello fue una causa justa. A Viriathus lo envuelve la épica del pasado y nos la pone muy dura la que le montó a los romanos. Pero vete tú a preguntarle a los romanos si el bueno de Viriato era terrorista o no. ¿Era un terrorista el Che Guevara? Sí, el mismo cuya cara aparece en las camisetas de los de la paz y el amor. Podría alargar esto de tal modo que cualquiera que siga ahí, al otro lado de estas palabras, decidiría largarse de inmediato. Todos estos hechos de nuestra historia tienen una explicación política. Y al decir esto no estoy diciendo que mañana me vaya a tocarle las palmas al morito Juan de aquí abajo para que se inmole con trilita.

Las palabras importan. La palabra es un arma. La palabra en las manos adecuadas hacen posible el Quijote o Hamlet. Eso el poder lo sabe. Es por eso que al poder no gusta de que el pueblo se maneje con las palabras, lo prefiere borrego e ignorante. Pero ellos sí se valen de las palabras. Y desde su autoridad nos escribe: Chávez, malo; Aznar y González, buenos, y por qué no te callas; EEUU, paradigma; Europa, democracia; Islam, satanismo; Bush, noble cruzado y Obama, yes we can; crisis económica, el pueblo paga sus pecados. Son palabras en las que creemos porque son las palabras de la verdad. El empleo de estas palabras ha sido estudiado con mucho detenimiento y reflexión. Su influencia hoy es mayor que la de los Quijotes y Hamlets, desgraciadamente. Al igual que "terrorismo" estas palabras tienen un poder y están envueltos por el papel de regalo de la verdad. Nos olvidamos del lema aquel de "guerra contra el terror" que sirvió para invadir con justicia al menos dos países (y un océano diría yo).

Hemos tardado una semana en sacar a la luz las "mierdas" de un hombre, las mismas mierdas que nos han costado treinta años sacar de toda una clase política. Se critica su sueldo como eurodiputado, que digo yo que será el mismo que el de otros. Y no, un político no ha de estar mal pagado, no tiene que ser así. Lo que se le pide a un político, como mínimo, es honestidad, y no que cobre menos. Pero en fin, esto es sólo otro pequeño apunte.

Acusan al hombre de haber asesorado al gobierno de Venezuela. Se le ha señalado como el asesor a la opresión de una persona en concreto en una sucia jugada populista, una de esas a las que ya estamos tan acostumbrados. Ni que decir tiene que esto no hay quien se lo trague.

Los europeítos medios no tenemos ni puta idea de lo que es Sudamérica. Ni siquiera nos acercamos a su realidad, no sabemos cuánto pesa tener a los USA sobre sus cabezas, aunque deberíamos saberlo. Chávez nunca fue santo de mi devoción. Sus formas -y métodos-, las que triunfan en esa América tan nuestra, no eran agradables. Pero joder, tampoco era el enemigo, no era el malo de una entrega de The Expendables, nuestro país se ha lucrado con las ambiciones de ese supuesto ser maligno. Ahmadineyad es el demonio. Pero joder, si lo es, es justamente porque nos lo señalan como el demonio. No tenemos puta idea de cómo funcionan las cosas en Irán y en el resto de países árabes porque lo único que hacemos es compararlos a nuestro camino correcto y verdadero. Y sí, Ahmadineyad es un tío malvado que hace daño a su pueblo. Pero si él lo es también lo es Obama y a ese nigger de pega nadie lo señala porque también es de los del camino correcto y la guerra contra el terror y la cruzada de occidente. Cualquiera que se desvíe de ese camino y nos sugiera que las reglas del juego podrían ser otras es directamente masacrado, como le está ocurriendo al señor Iglesias, del que se ha llegado a usar su pelo recogido en un coleta para decirnos que es malo, a modo de un 666 tatuado en la coronilla.

El pueblo español ha vuelto a sacar a la luz el oscuro facha que habita en su corazón y ha mostrado su enorme miedo a los cambios.

Me declaro completamente escéptico ante "Podemos". Mantengo las distancias, expectante. En muchos aspectos mis ideas difieren de las de su voz y su cara, Pablo Iglesias. Y ese escepticismo es una extensión de mi pensamiento ante todos los movimientos sociales, políticos y geoestrátegicos que está sufriendo nuestro tiempo. Casi anárquico, mi actitud es la del que aún conserva la fe en una criatura maravillosa. Así que ruego un pequeño esfuerzo a aquellos que devoran prensa para después vomitarla en el modo en que nos adoctrinan, que reflexionen, que no se dejen llevar por la cuerda que nos ata.

Peor que nuestro miedo es nuestra inabarcable ignorancia. Nos hace un pueblo tan maleable, tan pobre. Un pueblo indefenso somos. Un pueblo que vivirá por siempre bajo el yugo de la dictadura, la que el mismo pueblo se impone.


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