Todos los espantos que
desconocemos
miran al sol de nuestra
vieja fotografía
y suman el peso que
tira de nuestras ojeras.
Cantamos hoy la canción
de los dos que caen
y que no saben que del
abismo
se salvan dos con un
único paracaídas.
No sé lo que me pediste
y yo te dije que no
para escribir juntos
una larga historia
sobre la estupidez, que
arrojar luego al olvido,
o quemar con la llama
que nunca iluminó
la sonrisa ni la mano
ni tus pasos .
Son estas noches sin ti
y son sus mañanas
las que me empujan a
hablarte y a decirte
que eres dolorosamente
bella y nueva
en lo infinito y pálido
de tu universo.
Esta luz roja como el
demonio rojo
del semáforo que no sabemos
que compartimos
nos canta una canción
que cuenta
que no somos más pero
tampoco menos
que la herencia de la
destrucción o el amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario