Fotografía: Fernando Aragón. |
Llega con una guitarra
de sonidos incandescentes y
bombardea el sol
la mañana:
Vuelvan a enfermar con vuestra
prisa,
vistan ceñidos trajes
y transformaos de nuevo
en viles humanos caducos.
Ya los árboles madrugaron
también la flor y la mala hierba,
luce el rocío en las aceras
y pululan los insectos en la
tierra.
Llega con una caricia
sincera de recién nacido y
abriga el cielo
la mañana:
lidien ínfimas batallas,
pues el suelo no espera
y nazcan, vivan, amen, mueran,
en el verso del próximo segundo.
Ya los árboles madrugaron
también la flor y la mala hierba,
luce el rocío en las baldosas;
ya pululan, lánguidos, los insectos
de la tierra.
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