lunes, 7 de septiembre de 2015

Cádiz no crece gracias al puerto



Abre la edición digital del Diario de Cádiz con el titular "Cádiz crece gracias al puerto". La cosa tiene su gracia, no crean, un titular digno de una matrícula de honor para un estudiante de publicidad. Cádiz. Crece. Gracias. Puerto. Siempre positivo, nunca negativo, como Van Gaal, pero lo contrario. A bote pronto, así, sin leer más, sin saber más, uno que pasa y lee, qué va a pensar, sí, pues eso, que oh Cádiz, esa ciudad que funciona.

Pero no es esa la verdad. Para entender bien ese titular debemos remontarnos a antes de la crisis, debemos saber lo que la insidia de unas instituciones han elaborado con mimo insultante, aprovechando la ocasión, como buenos políticos, esto es, la miseria y la desgracia de los ciudadanos, oportunidades, decía; cómo, poco a poco, han ido cargándose un puerto que puso a la ciudad en el mapa mucho antes de que existieran los mapas, siglos ha.

Se parten el pecho estos políticos cuando hablan de crear empleo. No dar trabajo, no, sino crear empleo, que lo uno no es lo otro y lo otro no es lo uno según impone la neolengua y el discurso y lo cerca o lejos que estemos de unas elecciones o los datos del desempleo. Aclara después la noticia que el crecimiento es meramente una cuestión de dimensiones, donde antes había un par de metros ahora habrá cincuenta, y después de decir esto, todas las falsas posibilidades que va a suponer tal crecimiento. En este empeño de convertir la ciudad de Cádiz en un bonito expositor, una exótica antesala de la capital andaluza para cruceristas, la APBC (Autoridad Portuaria Bahía de Cádiz), la Junta y la cretina de pelo rubio se cargaron no poco empleo en el puerto de Cádiz, el equipo de gobierno actual anda cazando moscas al respecto. Asfixiaron los ya escasos tráficos que frecuentaban los muelles ahora arrebatados y que generaban auténtica riqueza en forma de puestos de trabajo directos a portuarios, e indirectos, a las empresas consignatarias y sus empleados en favor de un "Plan Estratégico" al que no se le sospecha estrategia alguna, si no es la de dar más espacio a los tráficos limpios, esto es, las tasas que se le cobran a los cruceristas una vez han dejado sus naves, tráficos limpios, atraques y aquellos cuyos ingresos pasan a manos de las instituciones sin pasar por uno solo gaditano.

Mientras tanto se le marea la perdiz a una plantilla cada vez más mermada de portuarios que cada día temen un poco más por la pérdida de sus puestos de trabajo. Se ha descuidado el puerto de Cádiz en una larga pero exitosa maniobra de abandono sistemático, se ha quedado antiguo. Ahora, a José Luis Blanco (PSOE), presidente de la APBC, que lo más parecido que ha visto a un barco en su vida ha sido un pelícano, de actividad portuaria ya ni hablamos, Blanco, en avanzado estado de descomposición política el hombre, que ya se sabe cómo se llega a ocupar tal puesto en Cádiz, se le llena la boca con una desgracia generalizada hecha oportunidad y baza, quién sabe, para futuras bazas y oportunidades de partido. Y claro, Diario de Cádiz nos la intenta colar, qué pillines. Nos venden puestos de trabajos donde no se ven más que puestos para vender postales y guías, de Sevilla, claro, de Sevilla, que es adonde responden que van los cruceristas siempre que son preguntados por los incómodos portuarios, ya con sal y mosqueo de siglos pegados a las escamas.

¿Cómo, pues, se le vende una moto a un portuario? Fácil: la nueva terminal de contenedores. Toda vez que el tráfico rodado a partir de buques Ro-Ro ha sido aniquilado por el alto coste del atraque y la cada vez menos capacidad de maniobra para vehículos, tráfico de Marruecos (dos veces por semana: trabajo) incluyendo el alquiler de la rampa móvil que posibilita la descarga -por el camino moría la empresa consignataria TPC- la idea fue apretarle los tornillos a las grúas portacontenedores de Concasa (tres tráficos por semana: trabajo)  dificultando la concesión de terrenos para el manejo con maquinaria de contenedores. En Concasa ya desmontan para poner caminito a Huelva, puerto en auge gracias no solo a la buena gestión de las instituciones, también a la buena voluntad, en este caso, para crear verdadero empleo, que es de lo que trata todo esto. Pasa que los barcos para Navantia no nos deja ver el bosque, pero que bosque, como las meigas, haberlos haylos, y el bosque es un puerto comercial en desenfrenada decadencia, una ciudad realmente jodida, hablemos claro, el puerto que históricamente fue motor de una ciudad, que unos creen ver bonita y otros la vemos desangrada. En esto el artículo de Diario de Cádiz no se coge los dedos y cita textualmente las palabras de Blanco: "Cádiz es una ciudad administrativa, turística y comercial..." En ese orden, con esa poquita vergüenza. Y resulta que es el orden de esas prioridades lo que lleva mal en Cádiz desde hace un tiempito. Porque no, porque Cádiz ni es Malta ni es Dubrovnik; una bonita ciudad, que lo es, pero no es Venecia, y por supuesto, no es Sevilla, capital andaluza, pero sobre todo, capital de Susana, cuyo puerto, curiosamente, sí tiene actividad comercial, aunque los barcos deban pasar una auténtica odisea al remontar el Guadalquivir. En Sevilla, como en Huelva, se nos gana en voluntad, que no en tradición portuaria, que en eso, insisto, Cádiz tiene escuela desde lo del huevo de Colón.

Decía la nueva terminal. A día de hoy la nueva terminal es una moto sin marca ni casco. Bien avanzadas sus obras, los portuarios no consiguen explicarse las razones por las cuales no reciben noticias de las empresas interesadas en su explotación, una explotación que como mínimo podría ampliar la plantilla de portuarios en 150 trabajadores, sin contar el personal necesario para el funcionamiento de la empresa consignataria.  El artículo de Diario de Cádiz nos cuenta que el concurso tendrá lugar en 2016 y la mencionada explotación, humo de momento, para primer trimestre de 2017. Y claro, concurso, ya sabemos lo que pasa con los concursos, que nos tiemblan las canillas, no digo nada lo portuarios, acostumbrados a que se las den con y sin queso. Las obras para la nueva terminal de contenedores, decía, se encuentran en fase avanzada. Pero la APBC necesita como el comer, el cobrar, un dinero que Europa no piensa soltar hasta que el inexistente puerto de carga y descarga no demuestre que su explotación es rentable, no vaya a pasar como los famosos aeropuertos en los que ni despegan ni aterrizan aviones, que no son en Europa sencillos currantes como los portuarios, que ya sabemos cómo las gastan, sobre todo después de haberles vendido gato por liebre más de un millón de veces en materia de subvenciones. Pero sin pasta, ni se pone fin a la obra y, finalmente, tampoco veremos grandes empresas del movimiento de contenedores pujar por el business, que insisto, interesan tanto como los barcos que prometen construirse y repararse en Navantia.   

Mientras tanto, eso sí, tenemos nuestro fantástico Plan Estratégico, vete tú a saber para qué. "Será un sitio muy versátil" dice José Luis Blanco, también dice algo de lo chulos que quedan los conciertos allí, que es como decir que, bueno, en realidad no tenemos ni puñetera idea de qué vamos a hacer (un parking, qué si no, por ejemplo), pero que mangar, mangaremos, que de eso nosotros sabemos tela. Nada de lo que dice el artículo del periódico gaditano huele a creación de puestos de trabajo, nada en absoluto, o, en cualquier caso, precarios puestos de camareros/gondoleros, empleos que suben y bajan como los mareas, según temporadas.


Si una ciudad como Cádiz vive de espaldas al mar, muere, como lo harían las gaviotas, de irse a vivir a la Mancha. Y no, Cádiz NO crece, ni gracias al puerto ni a nada, hacen más anchas sus aceras, nada más.

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