Abre la edición digital
del Diario de Cádiz con el titular "Cádiz crece gracias al puerto".
La cosa tiene su gracia, no crean, un titular digno de una matrícula de honor
para un estudiante de publicidad. Cádiz. Crece. Gracias. Puerto. Siempre
positivo, nunca negativo, como Van Gaal, pero lo contrario. A bote pronto, así,
sin leer más, sin saber más, uno que pasa y lee, qué va a pensar, sí, pues eso,
que oh Cádiz, esa ciudad que funciona.
Pero no es esa la
verdad. Para entender bien ese titular debemos remontarnos a antes de la
crisis, debemos saber lo que la insidia de unas instituciones han elaborado con
mimo insultante, aprovechando la ocasión, como buenos políticos, esto es, la
miseria y la desgracia de los ciudadanos, oportunidades, decía; cómo, poco a
poco, han ido cargándose un puerto que puso a la ciudad en el mapa mucho antes
de que existieran los mapas, siglos ha.
Se parten el pecho
estos políticos cuando hablan de crear empleo. No dar trabajo, no, sino crear
empleo, que lo uno no es lo otro y lo otro no es lo uno según impone la
neolengua y el discurso y lo cerca o lejos que estemos de unas elecciones o los
datos del desempleo. Aclara después la noticia que el crecimiento es meramente una
cuestión de dimensiones, donde antes había un par de metros ahora habrá
cincuenta, y después de decir esto, todas las falsas posibilidades que va a
suponer tal crecimiento. En este empeño de convertir la ciudad de Cádiz en un
bonito expositor, una exótica antesala de la capital andaluza para cruceristas,
la APBC (Autoridad Portuaria Bahía de Cádiz), la Junta y la cretina de pelo
rubio se cargaron no poco empleo en el puerto de Cádiz, el equipo de gobierno
actual anda cazando moscas al respecto. Asfixiaron los ya escasos tráficos que
frecuentaban los muelles ahora arrebatados y que generaban auténtica riqueza en
forma de puestos de trabajo directos a portuarios, e indirectos, a las empresas
consignatarias y sus empleados en favor de un "Plan Estratégico" al
que no se le sospecha estrategia alguna, si no es la de dar más espacio a los
tráficos limpios, esto es, las tasas que se le cobran a los cruceristas una vez
han dejado sus naves, tráficos limpios, atraques y aquellos cuyos ingresos
pasan a manos de las instituciones sin pasar por uno solo gaditano.
Mientras tanto se le
marea la perdiz a una plantilla cada vez más mermada de portuarios que cada día
temen un poco más por la pérdida de sus puestos de trabajo. Se ha descuidado el
puerto de Cádiz en una larga pero exitosa maniobra de abandono sistemático, se
ha quedado antiguo. Ahora, a José Luis Blanco (PSOE), presidente de la APBC,
que lo más parecido que ha visto a un barco en su vida ha sido un pelícano, de
actividad portuaria ya ni hablamos, Blanco, en avanzado estado de descomposición
política el hombre, que ya se sabe cómo se llega a ocupar tal puesto en Cádiz, se
le llena la boca con una desgracia generalizada hecha oportunidad y baza, quién
sabe, para futuras bazas y oportunidades de partido. Y claro, Diario de Cádiz
nos la intenta colar, qué pillines. Nos venden puestos de trabajos donde no se
ven más que puestos para vender postales y guías, de Sevilla, claro, de
Sevilla, que es adonde responden que van los cruceristas siempre que son
preguntados por los incómodos portuarios, ya con sal y mosqueo de siglos
pegados a las escamas.
¿Cómo, pues, se le vende
una moto a un portuario? Fácil: la nueva terminal de contenedores. Toda vez que
el tráfico rodado a partir de buques Ro-Ro ha sido aniquilado por el alto coste
del atraque y la cada vez menos capacidad de maniobra para vehículos, tráfico
de Marruecos (dos veces por semana: trabajo) incluyendo el alquiler de la rampa
móvil que posibilita la descarga -por el camino moría la empresa consignataria
TPC- la idea fue apretarle los tornillos a las grúas portacontenedores de
Concasa (tres tráficos por semana: trabajo) dificultando la concesión de terrenos para el
manejo con maquinaria de contenedores. En Concasa ya desmontan para poner
caminito a Huelva, puerto en auge gracias no solo a la buena gestión de las
instituciones, también a la buena voluntad, en este caso, para crear verdadero
empleo, que es de lo que trata todo esto. Pasa que los barcos para Navantia no
nos deja ver el bosque, pero que bosque, como las meigas, haberlos haylos, y el
bosque es un puerto comercial en desenfrenada decadencia, una ciudad realmente
jodida, hablemos claro, el puerto que históricamente fue motor de una ciudad,
que unos creen ver bonita y otros la vemos desangrada. En esto el artículo de
Diario de Cádiz no se coge los dedos y cita textualmente las palabras de
Blanco: "Cádiz es una ciudad administrativa, turística y
comercial..." En ese orden, con esa poquita vergüenza. Y resulta que es el
orden de esas prioridades lo que lleva mal en Cádiz desde hace un tiempito.
Porque no, porque Cádiz ni es Malta ni es Dubrovnik; una bonita ciudad, que lo
es, pero no es Venecia, y por supuesto, no es Sevilla, capital andaluza, pero
sobre todo, capital de Susana, cuyo puerto, curiosamente, sí tiene actividad
comercial, aunque los barcos deban pasar una auténtica odisea al remontar el
Guadalquivir. En Sevilla, como en Huelva, se nos gana en voluntad, que no en tradición
portuaria, que en eso, insisto, Cádiz tiene escuela desde lo del huevo de Colón.
Decía la nueva
terminal. A día de hoy la nueva terminal es una moto sin marca ni casco. Bien
avanzadas sus obras, los portuarios no consiguen explicarse las razones por las
cuales no reciben noticias de las empresas interesadas en su explotación, una
explotación que como mínimo podría ampliar la plantilla de portuarios en 150
trabajadores, sin contar el personal necesario para el funcionamiento de la
empresa consignataria. El artículo de
Diario de Cádiz nos cuenta que el concurso tendrá lugar en 2016 y la mencionada
explotación, humo de momento, para primer trimestre de 2017. Y claro, concurso,
ya sabemos lo que pasa con los concursos, que nos tiemblan las canillas, no
digo nada lo portuarios, acostumbrados a que se las den con y sin queso. Las
obras para la nueva terminal de contenedores, decía, se encuentran en fase
avanzada. Pero la APBC necesita como el comer, el cobrar, un dinero que Europa
no piensa soltar hasta que el inexistente puerto de carga y descarga no
demuestre que su explotación es rentable, no vaya a pasar como los famosos
aeropuertos en los que ni despegan ni aterrizan aviones, que no son en Europa
sencillos currantes como los portuarios, que ya sabemos cómo las gastan, sobre
todo después de haberles vendido gato por liebre más de un millón de veces en
materia de subvenciones. Pero sin pasta, ni se pone fin a la obra y,
finalmente, tampoco veremos grandes empresas del movimiento de contenedores
pujar por el business, que insisto,
interesan tanto como los barcos que prometen construirse y repararse en
Navantia.
Mientras tanto, eso sí,
tenemos nuestro fantástico Plan Estratégico, vete tú a saber para qué. "Será
un sitio muy versátil" dice José Luis Blanco, también dice algo de lo
chulos que quedan los conciertos allí, que es como decir que, bueno, en
realidad no tenemos ni puñetera idea de qué vamos a hacer (un parking, qué si
no, por ejemplo), pero que mangar, mangaremos, que de eso nosotros sabemos
tela. Nada de lo que dice el artículo del periódico gaditano huele a creación
de puestos de trabajo, nada en absoluto, o, en cualquier caso, precarios
puestos de camareros/gondoleros, empleos que suben y bajan como los mareas,
según temporadas.
Si una ciudad como
Cádiz vive de espaldas al mar, muere, como lo harían las gaviotas, de irse a
vivir a la Mancha. Y no, Cádiz NO crece, ni gracias al puerto ni a nada, hacen
más anchas sus aceras, nada más.