¿Cómo puede defender
uno su propia obra? ¿Cómo puede defenderla de uno mismo? Son preguntas que me
planteo en estos días en los que se pasa, de una euforia infantil a una ruidosa
incertidumbre, a la velocidad del rayo. Por momentos llego a diferentes y falsas
conclusiones que van mutando con el tiempo. Son éstas, preguntas muy parecidas,
a las que uno se hace cuando la obra apenas es tal, y la importancia de la
confianza en uno mismo es el poco arnés con el que se cuenta.
Uno piensa en la
perspectiva. En la ausencia de ésta o en su deformación. Es un amor muy injusto
el que uno puede sentir por una criatura que florece de sí mismo. No es una
autodefensa, es otra cosa. Pero ocurre que uno es consciente de que el amor
injusto puede derivar en mayores males que, con el paso del tiempo, pueden
resultar irreparables. Tanto para la obra como para el autor.
Te comprendo perfectamente y comparto tu reflexión. Esas dudas son normales, y lo son en cada obra "parida"
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